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Pintadas de blanco puro y con espacio solo para dos personas… Las silla confidente está en cualquier rincón de Mérida para el descanso de los amantes.
¿Ya conoces la leyenda de amor que esconde?
Mérida es conocida por su rica historia en la cultura y tradición maya. Fue construida sobre las ruinas de la antigua ciudad maya de Ichcanzihó y fundada por Francisco Montejo en 1542.
En la actualidad Mérida es una ciudad cosmopolita y se ha distinguido de otros destinos de México debido a su gran calidad de vida y seguridad. También se diferencia por su mobiliario urbano que incluye una pieza única: las sillas “tú y yo” o “sillas confidentes”.
Estas sillas se encuentran en todo Mérida. Están conectadas por sus manijas en lados opuestos, por lo que cuando te sientas te enfrentas a la otra persona. Pintadas de blanco, suelen ser utilizadas por amantes, amigos o personas que comparten una relación interpersonal.
Sin duda, las sillas confidentes se han convertido en parte de la cultura e identidad de Yucatán. Se pueden ver principalmente en la Plaza Grande. Se instalaron allí en 1915 durante su remodelación.
Pero… ¿Cuál es el verdadero origen, la leyenda detrás de esta particular pieza?
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La historia de una leyenda
No se sabe a ciencia a cierta por qué las sillas “tú y yo” se instalaron en Mérida. Lo que sí se sabe es que han sido inspiradas en el modelo tête-à-tête o vis-à-vis, que fue uno de los favoritos del siglo XIX.
La forma serpentina, en forma de S, de esta silla alienta a dos personas a enfrentarse y entablar una conversación. Diseñada en el siglo XIX, el tête-à-tête además de ser ideal para mantener la conversación, permitía a las parejas mirarse sin tocarse.
A lo largo de los siglos, esta pieza ha dado diferentes giros e inspirado a muchos para hacer sus propias interpretaciones. De hecho, hasta Salvador Dalí realizó una versión surrealista de las sillas confidentes.
En Mérida es probable que su instalación haya sido estimulada por la moda afrancesada que dominó la ciudad a comienzo del siglo XX. Un ejemplo concreto de esta corriente son las grandes mansiones que se construyeron en el Paseo Montejo, durante la gran pujanza económica que se desarrolló en la región, gracias al auge del henequén.
¿Leyenda de amor o realidad?
Más allá de las modas, en Mérida el origen de estas sillas no es demasiado claro. Por lo tanto, su aparición es protagonista de distintas historias. La más popular se relaciona con una historia de celos y amor.
Cuenta la leyenda que una vez hubo un padre muy sobreprotector en Mérida. Él tenía una hija que comenzaba a verse con un joven enamorado. El padre, muy adinerado y celoso, solo dejaba que los encuentros de los jóvenes tuvieran lugar en el parque.
Sin embargo, para que entre ellos no hubiera contacto físico se le ocurrió instalar este tipo de sillas enfrentadas.
Leyenda o realidad, lo cierto es que actualmente, las sillas confidentes pueden verse en diferentes puntos de la ciudad y se han convertido en un icono de Mérida.
Nueva versión de la silla confidente en Santa Lucía
Finalmente, al igual que las letras gigantes de “Mérida” que puedes ver en varias ciudades mexicanas, las famosas sillas confidentes han triplicado su tamaño y en el parque Santa Lucía las puedes disfrutar en su versión colosal.
¡Sí, se han montado diseños gigantes!
Fotografiadas hasta el cansancio y disfrutadas por cientos de personas que se animan a trepar para llevarse la mejor postal, han sido fabricadas en fibra de vidrio y tienen 2.4 metros de altura.
¿Ya conocías la historia de la silla confidente en Mérida?
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